Blogia
Alelogia

Pero bue.... aca estoy. Me levante de la cama y me dirigi a una computadora para poder actualizar (hace cuanto que no lo hacia?)

Se me corta el cyber xD subo el cuento y huyo como rata...
Tengo que decir.. que no me gusta mucho.. pero es lo que hay

(Sin nombre, eligan uds. ENSERIO xD)

¿Por qué apareció el? ¿Por qué tuve que tuvo que meterse en el perfecto y feliz mundo que habíamos creado con Celia? ¿Por qué ella se dejo seducir tan ingenuamente por su presencia, dejándome a mi?. A Lucas lo conocimos después de un recital SKA, después que Satélite Kingston (Con sus magníficos temas como “Mensajes”, “Si yo fuera rey” y “Perdimos” entre otros con una gran calidad que jamás volvería a escuchar; sin contar que Alejandro Pribula la descosió en la guitarra, que buena noche) terminara con el evento nos íbamos hacia nuestras casas, pero en un momento nos topamos las dos con una de esas maquinas que dan una lata de Coca-Cola por un par de monedas. Entre besos y caricias había puesto las monedas (con dificulta, ya que Celia no me dejaba por sus mimos que ahora extraño) en la herradura pero la latita no salía. Al principio esperamos pero poco a poco nuestra paciencia nos dejo solas, con lo inconsciente que puede llegar a ser eso. Pasamos de inocentes empujones, donde nuestro contacto con aquella maquina era tímido, luego a meter la mano por el hoyo de donde en teoría tendría que salir la lata y terminamos por patear con furia la maquina sin contar que varias veces la intentamos abrir metiendo palos en los encastres y haciendo palanca con toda la fuerza que nuestros cuerpos nos podían dar pero el resultado era siempre el mismo, las dos terminábamos en el verde césped y la maquina ahí imponente. En un momento llegue a pensar que la muy guacha se estaría riendo para sus adentro de nosotros dos, lo que mas rabia me daba. Hicimos las mil y una pero todo termino en fracasos, golpes para nosotras y la maquina que no nos daba ni la lata ni nuestro dinero. Ya cansada me di por vencida, era tarde hacia frió y tenia ganas de ir a casa. Le insistí a Celia en que nos vayamos, que no valía la pena, que le iba a comprar una gaseosa en cualquier kiosquito que nos crucemos en el camino de vuelta. Pero Ella no quería saber nada «Gloria mi amor, no voy a dejar que una maquina nos gane así tan fácil y de yapa nos robe nuestras monedas» dijo entre sonrisas para mi e insultos para el aparato. Nos quedamos mirando a nuestro impenetrable enemigo pensando en las mas absurdas ideas de cómo salirnos con la victoria. Yo en un momento pensé en tirarlo en medio de la avenida y que un auto o mejor aun un camión hiciera su trabajo o en llevarlo a la casa de una de las dos, ahí con las herramientas adecuadas seria cuestión de tiempo para derrotarlo. Eran ideas estúpidas, pero que mas da. De la nada un ruido, parecía como si alguien nos llamara. Al principio nos asustamos un poco, conocíamos a muy pocas personas y a ninguna de esas personas le gustaba tanto el SKA como para ir a un recital. Al rato apareció un hombre bien parecido de la oscuridad que un farol en mal funcionamiento permitía. Nos saludo amablemente y pregunto si nos podía ayudar con nuestro pequeño enfrentamiento personal con la expendedora, que el caminaba sin rumbo por ahí después de ver una mala película extranjera y nos había visto con este problema que nos ganaba y se nos reía en la cara. Le agradecí pero que no se molestara, ya nos íbamos. En cambio Celia abrió bien grande sus ojos y rió un poco (Cuando creía que la conocía ese significaba una aprobación) El desconocido, por esos momentos no sabíamos que se llamaba Pablo. Observo desconfiado la maquina, viendo como podía encontrar una solución. Yo miraba para todos lados a cada rato cambiaba de postura, tomaba por la manga de la campera a Celia, le decía en susurros que me sentía incomoda y que quería irme a casa. Pero ella me largo una carcajada, me corrió el pelo de la frente. No seas tonta, cuando tengamos la lata en nuestras manos nos vamos y vos me lo vas a agradecer. El pibe la pateo, la golpeo y la pateo en un sin fin de ocasiones, su cara mostraba que dentro de su cabeza todo andaba a mil revoluciones haciendo cálculos y teorías de cómo conseguir la victoria. Al principio esa cara que ponía me causo gracia pero al poco tiempo me aburrido, tenia ganas de irme. El decía cosas graciosas como si quisiera ganarse nuestra amistad o retrasar nuestra impaciencia. El me parecía simpático, tal vez si lo hubiera conocido en otro lugar y en otra hora hubiéramos podido ser grandes amigos pero bue, cosas que pasan. Pero a Celia le caía mas que bien, le contestaba los chistes con mas chistes y se reía exageradamente cuando le tocaba hacerlo, como si siguiera un estúpido guión. Por un momento desvié los ojos de la situación, a pocos metros de nosotros había pasado un Renault 14 que parecía ser el de mi tío Hugo, cosa que no pude averiguar por que un terrible estruendo me sobresalto. Cuando mis ojos volvieron hacia donde tenia que estar aquella maquina solamente encontraron a Pablo retrocediendo y amarrándose la cabeza, incrédulo de lo que había echo. Celia sin perder la mas mínima fracción de segundo se agacho hacia donde había caído la maquina (el fuete impacto de ella contra el suelo logro que el lateral derecho se rompiera y se desangrara en gaseosas y Coca-Cola que salía de las latas rotas) y tomo unas cuantas latas. Yo me encontraba dura como una piedra por todo lo que había pasad, mi cabeza solo pensaba en que nos iban a agarrar, que la noche la terminaríamos en una comisaría de la zona dando explicaciones a un comisario de turno. Solo fue un accidente, nosotros no hicimos nada, que la maquina estaba mal parada contra el piso y así un paquete de mentiras, los «Corre pelotuda corre» de Gloria me sacaron de mis negros pensamientos, no recuerdo o no quiera recordar lo que vivimos en esas diez cuadras que corrimos como salvajes. Diez minutos después ya nos encontrábamos a salvo de todo, Celia repartió las gaseosas mientras reía por que la expendedora (que se había convertido en una de las peores enemigas de Celia) había sufrido un gran daño y por lo que recordaba parecía muy jodido que la pudieran arreglar y así terminaría en un basurero oxidándose hasta el final. Tarde mas de la cuenta en tomarme mi gaseosa, es difícil cuando estas jadeando sin poder recuperarte de una corrida de la gran puta, pero Celia y Pablo ya se encontraban hablando, intercambiando chistes y una que otra pelotudez. Cuando mas o menos me recupere empezo formalmente la presentación ¡Que corrida che! Me llamo Pablo y ustedes? Entre mas sonrisas Celia dijo su nombre y el mío señalándome, me toma de la mano y me besa. También dice que soy su novia. Pablo se sorprende pero lo esconde en una mascara de «Ahh mira vos, me parece perfecto» Esa noche la terminamos comiendo pizza en la Farola de San Isidro, con un poco de faina, cerveza y maní en abundancia, para finalizar aquella extraña noche Pablo nos había invitado a comer helado a una de esas elegantes heladerías del centro de San Isidro, todo muy rico.Nos pasamos los celulares, con promesas de que el nos llamaría para volver a salir alguna noche de estas. Pero para mi desagradable sorpresa Pablo y Celia me acompañaron hasta mi casa y luego el acompañaría a ella a la suya. Proteste con la mirada a Celia, pero solamente se encogía de hombros diciéndome, claro esta sin que Pablo se diera cuenta que no tenia opción, que no podíamos perder la chance de por fin tener un amigo desde que nos habíamos puesto de novias, que solamente teníamos amistades antes de comenzar a salir. No la termine de entender por completo, me parecía una gran estupidez pero cuando a ella se le ponía un capricho en la cabeza no había quien se lo pudiera sacar de la cabeza por lo que agache la cabeza me resigne. Ella me levanto por la pera y me dijo que no sea tonta, me abrazo y nos besamos como a mi me gustaba: Apasionadamente.. así que por culpa de un hombre que no conocimos mas que un par de horas me quede sin la gran frutilla del postre. Solo me quedo masturbarme sola en mi fría cama, recordando la ultima vez que habíamos ido a un telo de Belgrano, Natalia y su novio Clemente nos lo habían recomendado una tarde que matamos a puros mates, donde hicimos el amor como nunca antes lo habíamos echo. Rápido para ir asando a una hermosa lentitud y luego volver a la rapidez a la que tan bien estábamos acostumbradas. Una combinación de suave con pizcas de violencia que nos hacia llegar al orgasmo. Ella que me movía para acá y allá, me agarraba de los pelos y me manipulaba a su gusto. Mientras yo me hundía en gemidos y placer con mas gemidos. Todo era perfecto todo era hermoso. Volví a abrir los ojos para descubrir que solamente me encontraba en mi cuarto sin su presencia, quizás Pablo y Celia... no no, como se me va a ocurrir pensar en algo así.

Los días pasaron y las salidas entre los tres también. Ir al cine a ver unas películas no muy buenas del cine europeo (Italia, España y creo que de Francia también). O ir por ejemplo al río a ver simplemente la luna, fumar por todo lo que no fumábamos en la semana (al diablo cuidarse) y besos extraños con Celia, que cada vez me daba menos con Pablo en frente. Que no me gusta que me veces en frente de el como que lo estamos gozando o algo así, solía poner excusas así o muy parecidas. Yo suspiraba y me sentaba pensando en algunos temas que había escuchado de “Papas ni Pidamos” o clásicos como “The Specials”. La verdad que cada vez hablaba menos con ellos dos que tan bien se comunicaban. Muchas veces me dejaba llevar por el fastidio y el encabronamiento. Celia que me daba unos picos inofensivos (una lastima) que no sea tonta, que no me pusiera mal y huevadas mas. Pero o quería estar con ella a solas ¿Hace cuanto que no estábamos las dos solas? Que se yo. Los Celos me invadían, verlos reír, divertirse, hablar. Agitaba mi cabeza y me insultaba, total esos celos eran justificados ¿o no? no... pero que cosas decía, Celia me ama a mi y solamente a mi. Pero cada vez que salíamos los tres ella se arreglaba como en nuestras pocas salidas importantes (Lujosos bares, casamientos y fiestas de la misma línea de importancia). Ahora que salíamos los tres se vestía muy bien, se llego a poner esos aritos de oro con forma de concha marina que solo uso para el bautismo del hijo de su prima que termino siendo su ahijado, aunque fuéramos a un barcito sucio de barrio donde la música era mala y la cerveza te la servían caliente. En un principio llegue a pensar que se vestía así por mi ¿Por quien mas? Por Pablo ¿Por Pablo? No era posible. Pero parecía. así los celos comenzaron a lastimarme, antes eran dudas, pero ahora me pegaban con un látigo en todo el cuerpo, pero yo no decía nada, solo me los comía y guardaba donde fuera que entraran.

Ella cada vez se encontraba mas ocupada, el nuevo trabajo era mejor que el anterior pero también eran mas horas y menos que podía darme a mi. Vino una temporada donde cultivamos menos besos, abrazos,  mimos y cariños. Pero yo sabia (o mejor dicho “Yo la sentía) la verdad. Un par de llamadas a pablo. ¿Pablo? No querida, pabilito salió hace un rato, si queres llámalo mas tarde o ¿queres que le deje algo dicho? No, no, gracias por todo y ahí me quedaba con el tubo del teléfono entre mis manos mientras se escuchaba el «Tuu tuu tuu» del aparato, intentando no pensar en lo que tan fácil era imaginar.Al comenzar un nuevo día me veía triste, vencida y un poco melancólica, llorándole a los viejos tiempos para que vuelvan a mi y a nosotras, que no se vayan por favor. Hubiera fado todo por que volvamos a pasear como lo hacíamos los domingos a la tarde, donde nos íbamos a la estación de San Isidro del Tren de la Costa, Tomábamos una coca con algunas galletitas o alfajores de chocolate. En el escenario del centro siempre había una que otra banda que tocaba un buen jazz. No era SKA pero nos conformábamos con escuchar trompetas, saxos, trombones que nos daban magia (Los otros instrumentos también nos gustaban pero nada como los de aire) Besos (muchos) y después al río para que anochezca y nos cansábamos un poco de todo. parecía que ya no. No a ir juntas al Tren de la Costa, no a escuchar juntas la banda de jazz, ya no juntas a todo y si con Pablo o en el peor de los casos (que supongo que era el que mas se repetía) ellos dos solos. Aquel domingo sentía un terror de ir al menos sola para no dejarme estar como lo estaba haciendo desde hace unos cuantos días atrás. Pero tenia miedo che, tenia miedo de sentarme en una silla, pedir un café girar la cabeza para ver una mariposa que pasaba muy pocos centímetros de mi cabeza y verlos juntos, Celia y Pablo, riendo, disfrutando, siendo felices y ahí mi suicidio en vida y yo que se.

Solo quedaba aclarar este malentendido, por que tenia que serlo, no podía ser otra cosa. No podía Celia enamorarse de Pablo y mandar a la rechoncha de la madre todo lo nuestro sin ninguna palabra. Tomar el colectivo en una parada (empujar y golpear por la impaciencia el palo que tenia la indicación de que ahí paraba el bondi o insultarlo con los ojos inyectados en lagrimas por que no venia) secarse las lagrimas que se habían juntado. Decirle «Setenta y cinco» al chofer. Sentarse y mas espera todavía. Darse la cabeza contra el respaldo del asiento de adelante cada vez que pensaba en Pablo y Celia. Que no, que no, que no pueden. Ella me ama a mi. Bajarse del colectivo en el momento justo, caminar las tres o cuatro cuadras que me separaban de su casa y comenzar a caminar mas rápido. Necesitaba verla, abrazarla y otra vez empecé a llorar para que luego la automática respuesta de secarme las lagrima. Tocar el timbre de la casa, para que salga Doña Nora. Celia no esta Gloria, pero si queres pasa a su cuarto y espérala supongo yo que no puede tardar mas de una hora. Gracias gracias. Al principio la espera sentada en su cama, luego pase a la silla de su escritorio y así, caminar por su cuarto, de vez en cuando Nora o Carlos venían a hacerme un poco de compañía (se debe haber notado de muy lejos que no estaba bien) y a ofrecerme algo para comer o tomar. Los sanguches no los aceptaba pero si los vasos de gaseosa, se quedaban un rato y se iban, así por un tiempo. Finalmente creo que me quede dormida en su cama por que me despertó y yo que la abrase llorando y contarle todo lo que me pasaba por la cabeza entre lagrimas que saltaban de mi cara para terminar estrellándose en la colcha o en el piso de madera. Me abrazo ( yo sentí que no era un abrazo de amor, de piedad o algo parecido, era mas bien un abrazo de culpa, de saber que se mando una cagada muy fea y alguien sufría como una condenada por eso) Con su voz que parecía que se rompía me decía que no era nada. Que solamente era una novela de desamor que se escribía en mi cabeza. Tal vez que si, que me tenia descuidada pero era por ese maldito nuevo trabajo. Se separo un poco de mi y me beso, pero ya no era lo mismo y todavía lo digo con tristeza que no era lo mismo, y lo se por que abrí los ojos que nunca me había pasado. Baje un poco la mirada y ahí recién me había avivado de que tenia un fino pañuelo rosa que la cubría su delicado cuello. Una manchita me llamaba la atención. Despegue mis labios de su boca, me miro un poco sorprendida y un poco cansado pero no le hice caso. Con miedo fui lentamente acercando mi mano hacia donde estaba la mancha. Ella al darse cuenta intento detenerme, me explico que un bicho un... un... ahora no me acuerdo el nombre raro y difícil de pronunciar la había picado. Yo insistía y un pequeño pero feroz (obviamente disimulado) forcejeo se provoco entre nuestras manos. No es nada, no es nada, decía ella pero mas  me obstinaba a saber que carajo era eso. Finalmente en un descuido de ella pude tironear del pañuelo y ver la mancha. Ahí fue cuando se apago el fuego, cuando mis teorías se convirtieron en leyes. Esa picadura de bicho era nada mas y nada menos que un chupón. Ella comenzó a balbucear estupideces poco creíbles, mentiras y nada mas que malditas mentiras. Comenzó a llorar  y yo me envolvía en un sentimiento de dolor intenso con rabia, quería agarrarla y apretarle el cuello, los ojos. quería que sufriera que me pidiera perdón y clemencia, pero recordé a la Celia del pasado, también comencé a llorar pero no le acepte un abrazo, no quería seguir tolerando tanto daño y no se por que le pregunte por Pablo, por que el asunto ya no me importaba solamente quería irme y no volverla a ver, pero tenia que ver si todo mi hundimiento comenzó por aquel hombre llamado Pablo. así fue nomás, me contó (siempre entre lagrimas que nunca entendía, por que la que tenia que llorar era yo y lo hacia muy bien) que después de que lo conociéramos aquella fatídica noche se besaron cuando se quedaron solos y después comenzaron a salir un par de veces mas hasta que se enamoraron y... pero la calle , ya no quería saber nada mas. Me levante sin verla ni despedirme. Ella solo se quedo mirando las sabanas arrugadas de su cama tal vez pensando en llamar a Pablo, decirle que ya no eramos novias, que todo se fue a la re mierda, llorar y mas llorar. Supongo que Pablo le dirá que iría para la casa a consolarla y todo eso. Me despedí de los padres de Celia como un soldado que se despide de su familia sabiendo que le toco una misión de la que nunca mas va a volver. Con el mismo destino que aquel soldado fui a la farmacia, compre una cajita y fui a casa. tome dos o tres blisters de ese fuerte somnífero y termine de escribir todo esto antes de apagar la luz, el despertador y la radio para irme a dormir.

2 comentarios

Iriaenlasnubes -

jouX!
:'(
un abrazo fuerte fuerte fuerte fuerteeeeeee

Abril -

Jo, hacia tiempo que no me enganchaba un relato tanto hasta el final ( sin contar elias).
Se puede escribir tanto del desamor!!! pero nunca tan bien como lo haces tu, genio.
Mil besos.